El heavy metal, al ser el género que originó las demás variables que componen este universo musical, tiende a ser criticado por su falta de innovación, exactamente por su "antigüedad". Cierto es que, por la aparente sencillez en cuanto a composición, se le dé el adjetivo más como un impulso antes que en un sentido crítico.
No obstante, hasta el más clásico y reacio defensor de una época, no puede evitar renovarse debido a la inexorabilidad del tiempo; así como la necesidad inevitable de expresarse, ante un público cada vez más apegado a la inercia de la novedad. Diviner es otro buen ejemplo de retomar lo mejor del pasado, y mostrar un nuevo enfoque al horizonte. Los griegos llevan un sólido camino desde su gran debut con Fallen Empires (2015).
Hoy volvieron con su tercer álbum Avaton, donde pautan su maestría musical si bien impresionante, también centrada. La composición en general está inspirada en la grandeza del heavy metal con todos los elementos de un verdadero clásico. Las canciones "Dancing In The Fire", "Nemecic", y "Dominator", evidencian que no necesitan de más explicación de tales términos.
Aún por su excelente producción, sonido dinámico, riffs adictivos; que le dan cierto grado de diversidad, es importante recalcar que sigue siendo parte del heavy metal. Esto porque sólo retoma un poco de cada elemento para formar su identidad propia, sin necesariamente seguir una corriente más que la original.
Esa es una de las propiedades más curiosas del género "primigenio" del Metal; su 'compleja' sencillez, es el factor principal que puede darle forma concreta a cualquier idea. Luego, su posibilidad de renovarse es infinita y palpable en cada banda, como Divider, que sabe muy bien cómo darle forma a su propio concepto.
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