Creo que a estas alturas son pocos los que aún extrañan la época de Roy Khan, pues sinceramente ahora sí, se puede decir que Tommy Karevick, se ha ganado a todos los fanáticos de la banda con sus soberbias actuaciones vocales, aunque al principio, cuando llegó a la banda en aquél "Silverthorn" (2012) se le dificultó un poco asentarse, porque aunque se le escuchaba mucha versatilidad, muchos decían que imitaba mucho a Khan y que tenía que trabajar para lograr expresar un estilo más profundo.
Lo que yo extraño, es el sonido y el poderío que se escuchaba en los discos "The Four Legacy" (1999), “Karma” (2001) y "Epica” (2003), porque fue una época en la que los escuchaba día y noche, pero viéndolo desde un punto de vista menos romántico, creo que la evolución musical que ha tenido Kamelot, después de dichos discos ha sido espectacular y ahí es dónde entra Thomas Youngblood, un guitarrista prospectivo que ha hecho progresar a la banda minuciosamente, logrando innovar su sonido, utilizando toques progresivos, oscuras secciones sinfónicas y la sutileza del power y melodic metal, mezclando todo sin perder nunca la esencia y el estilo que identifica a estos estadounidenses, para no quedarse estancados como muchos de los conjuntos de género.
Hablando del presente de Kamelot, su mas reciente "The Shadow Theory" (2018)", fue un grandísimo trabajo, que desembocó temas memorables y vibrantes, con esa oscura sinfonía que Kamelot, ha venido trabajado perfectamente en los últimos años. Cinco años después de ese grandioso álbum, los dirigidos por Thomas Youngblood, han regresado con una nueva obra, la cual analizaremos tema por tema. Comenzando con la siniestra y sinfónica "Overture" la cual abre el disco de una forma elegante y unas frías orquestaciones que de alguna manera nos anticipan la llegada de la divina "The Great Divide" un tema penetrante que me atrapó desde la primera escucha y que pone en evidencia que Kamelot, es una de las bandas con más estilo, personalidad y buen gusto por el power y metal melódico, porque esta es una pieza plagada de emociones y melodía dónde la voz de Tommy Karevick, acaricia nuestros oídos, con unos coros preciosos.
Un trasfondo sinfónico comanda en "Eventide" dónde las guitarras de Thuomas Youngbound, presentan de apoco un sonido más progresivo, en una pieza que corona un glorioso estribillo liderado por la sensible voz de Tommy Karevick, y unas líneas melódicas típicas de los estadounidenses. Kamelot ha conseguido forjar una arreglos más coreables en "One More Flag In The Ground" dónde los riffs son interpretados con indudable calidad y la melodías pegan más fuerte. Aquí se puede ver que los liderados por Thomas Youngbound, es un grupo que redefine un concepto, el del metal melódico para aderezarlo con unas orquestaciones y una intensidad musical inigualable.
El sentimiento que desbordan en "Opus Of The Night (Ghost Requiem)" regresa al sonido más clásico de Kamelot, aunque con algunas remanencias más oscuras. Lo que me vuela la cabeza es como la energía de las guitarras se fusionan con unas deliciosas orquestaciones, para conseguir un exuberante estribillo, que pocos grupos consiguen.
La melancolía brilla de nuevo con esplendor en "Nightfall" dónde la actuación vocal de Tommy Karevick, es de gente grande, los arreglos sinfónicos intensos y la producción impecable que aunque repite fórmula, sigue enganchando como los primeros temas. Los envolventes coros hacen que el corte gane en cuanto a sentimiento e intensidad. Thomas Youngblood sigue mostrando el talento compositivo y en las seis cuerdas con "The Looking Glass" un tema que imprime un sonido progresivo, pero sin abandonar el ambiente melódico, porque los teclados y guitarras se fusionan con un contenido musical tremendo, para después aportar unos solos impresionantes.
Otro tema que me encantó es "My Pantheon (Forevormore)" porque posee todos los elementos musicales conocidos de Kamelot, guitarras musculosas, orquestaciones oscuras, teclados tétricos y un juego vocal que suena brutal, gracias a los guturales. Tremendo tema donde todo suena claro y nítido. Cerramos el álbum con las monumentales notas musicales de "Ephemera" un épico instrumental que ponen los pelos de punta con una belleza y oscura sinfonía que se expande con sutileza, para cerrar uno de los mejores que los discos estadounidenses han creado.
Aunque Kamelot, siempre nos ha acostumbrado ha darnos álbumes de gran nivel, esta vez creo que han ido más allá con "The Awakening" una obra increíble y sutilmente trabajada, dónde los arreglos musicales son muy elegantes, y está vez se acercan mucho a los de sus primeros álbumes, pero con esos coros tan melódicos como sentimentales y esa oscura sinfonía que siempre aporta ese sombrío estribillo. Así que no me queda más que decir, que Kamelot, ha facturado un disco redondo, que seguramente estará en los mejores trabajos de este año.
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